No obstante –y aunque no colocaría a Priest como un clásico de culto en el género western ni en el del horror– Scott Charles Stewart consigue librarse de su criticado trabajo previo en Legión de ángeles con una película que lleva buen ritmo la mayor parte de sus 87 minutos. La introducción animada me recordó un poco al clásico ochentero Heavy Metal, aunque lamentablemente delata la censura aplicada al resto del filme, pues es mucho más sangriento que el resto de la cinta.
Tengo que reconocer que, aunque tenía idea de la existencia de la historieta coreana en la que se basa Priest, jamás me llamó la atención leer una sola página al original de Min-Woo Hyung. Y aunque quienes saben de ello afirman que Black Hat no existe en la novela gráfica, la “americanización” quedó bien en este sentido, ¡bien por la adaptación de Cory Goodman! Sin embargo, faltó que hubiera una mayor definición en los personajes, un elemento notorio y quizá consecuencia de la dramática diferencia entre el tiempo obligado de una película y lo mucho que puede profundizar una obra escrita. Aun así, en la historia no hay cabos sueltos y la búsqueda del sacerdote vengador posee las justificaciones necesarias para que la historia fluya bien. Estos sacerdotes están especializados en el exterminio y contención de los vampiros mutantes, y aunque un par de secuencias caen en lo exagerado, sí son del disfrute del espectador. Pero, si la audiencia va a creer lo que sucede en otro blockbuster veraniego como Rápidos y furiosos 5in control, se creerá también esto.
En cuanto al aspecto visual, se debe reconocer que, en este caso, la conversión al 3D fue bien lograda. Y a pesar de ser una película obscura, son pocos los momentos en donde este formato confunde, en lugar de asombrar. Mención especial a una secuencia que involucra una retina ocular, pues es especialmente asombrosa en formato estereoscópico. Así que sí: vale la pena verse en 3D. Regresando al tema de la sangre, aunque sí hay secuencias violentas, es evidente que se redujo el gore a fin de lograr una mejor taquilla (podemos confesarles que en Comic-Con mostraron escenas más fuertes). Una lástima.
El trabajo de Karl Urban como antagónico es muy rescatable y aunque también nos gustaba como “Bones” McCoy, el sidekick en Star Trek, su interpretación de villano es tan correcta que ya queremos verlo en este tipo de papeles más seguido.
De Paul Bettany, sólo nos queda confirmar que no sólo tuvo la mejor actitud en la alfombra roja, sino cuando se sentó con los asistentes a la premiere para ver la película hasta el final. En algún momento pensé que al final le daría pena que el público no reaccionara como esperaría la distribuidora, sin embargo obtuvo un aplauso de reconocimiento y gratitud. Yo aplaudí, y aunque no creo convertir a Priest en uno de mis filmes favoritos, seguro estará en mi colección personal cuando llegue a formatos caseros.
DiarioTwilight
Bella Hugs
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