* Tras ‘Crepúsculo‘, vampiros, licántropos, jóvenes con poderes y seres de otros mundos compiten con los personajes clásicos.
* Las editoriales han comprendido que este subgénero, la fantasía romántica o romanticismo paranormal, es el mejor anzuelo para pescar al sector juvenil.
Una nueva tendencia está causando furor en la literatura romántica: Crepúsculo ha marcado un punto de inflexión en este género, y ahora vampiros, licántropos, jóvenes con poderes y seres de otros mundos compiten con los clásicos personajes que han hecho suspirar a millones de lectoras en todo el mundo.
Las editoriales han comprendido que este subgénero, la fantasía romántica o romanticismo paranormal –que no es nuevo pero que vive su gran esplendor– es el mejor anzuelo para pescar al sector juvenil, y ahora numerosos títulos de esta línea pueblan las librerías tanto de forma individual como en sagas con una gran capacidad adictiva.
Los más leídos y dos recién llegados
Amante mío, octava entrega de la saga La hermandad de la daga negra (ed. Manderlerley), de J. R. Ward, y El libro de la elegida, tercera entrega de la saga Vanir (ed. Vanir), de Lena Valenti, ambas con fuertes ingredientes fantásticos, son en la actualidad dos de las novelas románticas con más éxito de ventas.
También acaba de hacer su aparición una nueva colección, Darkiss (Harlequin), que se va a centrar en temas paranormales y fantásticos. Y debutan con dos títulos: Profecía de sangre, de P.C. Cast, sobre una chica inadaptada que empieza a hacer grandes descubrimientos sobre sí misma, y Entrelazados, de Gena Showalter, que gira sobre un estudiante de instituto algo extraño: tiene a cuatro almas humanas viviendo en su mente y todos lo toman por loco. Pero eso está a punto de cambiar…
Amor para todos
Son necesarios dos requisitos: que la relación de amor sea el tema central de la historia y que haya un final feliz. No toda historia de amor es una novela romántica: por ejemplo, los libros de Federico Moccia no lo son. Tampoco obras como Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell, o El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez.
La novela romántica tiene que cumplir con dos requisitos: que la relación de amor sea el eje central de la historia y que haya un final feliz (indispensable). Al margen del ya mencionado apartado fantástico o paranormal, hay categorías para todos los gustos: de la época de la regencia (ambientados entre los siglos XVI al XIX, herencia de Jane Austen), contemporánea, histórica y medieval (con la exitosa serie Highlander), de aventuras, viajes a lugares exóticos e incluso viajes en el tiempo.
Autoras clásicas como Daniel Steel, Barbara Wood, Victoria Holt o Nora Roberts no han perdido fuelle. Ahora se demandan otros escenarios, tramas más elaboradas y un tono más elevado (con sexo más explícito, ya no convence el amor casto) pero los patrones no han cambiado mucho: el juego de la seducción entre los protagonistas (el amor contra las adversidades), el prototipo de hombre (guapo, fuerte, valiente, con principios, aunque sea rebelde o un forajido) y el de la heroína (mona, aunque puede tiene algún defecto, lanzada, a vece sun poco terca y capaz de defender sus ideales).
Un sector menospreciado
El género romántico siempre ha sido infravalorado: muchas autoras han preferido ocultarse tras un seudónimo y las lectoras han forrado sus libros cuando leen en el metro por vergüenza a ser juzgadas. El mercado, sin embargo, no es nada desdeñable; si bien ocupa un 2% del total (ficción y no ficción), se trata de un público fiel que compra una media cuatro o cinco libros al mes. “Hay señoras que vienen con una lista preparada o con el carrito de la compra”, asegura una dependienta de Casa de Libro en Maestro Victoria (Madrid).
El género romántico siempre ha sido infravalorado: muchas autoras han preferido ocultarse tras un seudónimoLa editorial de origen canadiense Harlequín, una de las más emblemáticas del género (con sus series Bianca, Jazmín, Deseo, Julia…) acaba de cumplir su 30 aniversario con una gran cifra de venta: el año pasado vendieron 160 millones de ejemplares en los 115 países en los que están presentes. Su ranking lo lideran los países anglosajones como Estados Unidos (donde el mercado hispano cada día es más grande), Canadá, Australia e Inglaterra, seguida de Alemania, Francia y España.
En nuestro país, además, también existe un prejuicio hacia las autoras nacionales. Algo paradógico, teniendo en cuenta que la asturiana Corín Tellado ha sido una de las grandes figuras de este género; con sus 4.000 títulos publicados y sus más de 400 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo figura en el Libro Guinness de Récords como la autora más vendida en lengua castellana, únicamente precedida por Cervantes. “Corín Tellado, con esas novelitas ligeras, daba a sus lectoras esa ración de fantasía e irracionalidad sin la que no podemos vivir”, la defendió el Nobel Vargas Llosa, que calificó a la escritora, fallecida en 2009, de “fenómeno sociológico y cultural”.
En la actualidad también hay quien está dispuesta a acabar con los prejuicios, como la madrileña Nieves Hidalgo, que firmando con su verdadero nombre ha conseguido colocar obras como Lo que dure la eternidad (ed. Vergara) entre los más vendidos. Su último libro, El ángel negro (Esencia) también está teniendo una excelente acogida. La editorial Esencia (Grupo Planeta), está apostando por la cantera patria con otras autoras como Ana Casanovas y Mónica Peñalver, también con buenos resultados.
En opinión de su editora Esther Escoriza, no solo se trata de cantidad, sino de calidad. “Desde las editoriales se está haciendo un gran esfuerzo por dignificar el sector, haciendo una mayor selección, cuidando las traducciones y las ediciones”, asegura. También defiende que su público es mucho más amplio de lo que se piensa: “Los estudios demuestran que el mito de la maruja es falso. El perfil de lectora ha cambiado, hay mujeres de todas las edades y profesiones, con carrera universitaria y muy ligadas a Internet. En este sentido, las comunidades románticas en la red (webs temáticas, foros, etc.) son las que más han luchado por dignificar el género”.
Aliada de las tecnologías
Al contrario que otros sectores, la novela romántica ha salido ganado con Internet y el ebook. El libro digital permite a las editoriales tener un fondo muy vivo y dar salida a muchas obras de catálogo o reediciones que de otra forma no verían la luz, explica Esther Escoriza. “Para este género Internet es fantástico, es de lo que más se descarga. Es más barato, y teniendo en cuenta que sus lectores son compradores compulsivos, resuelve el problema de espacio en las librerías de sus casas”.
Tres puntos de vista
“Leía de joven, ahora leo cosas más serias”
Carmen Tapia, 58 años. Antes le gustaban las novelas de amor pero ahora lee otro tipo de literatura. “Respeto los gustos de los demás pero si me regalaran uno ahora creo que no me lo leería”.
“He conocido mucho mundo sin salir de casa”
Rosa María García, 69 años. En su opinión, el género está injustamente discriminado. “Hay quien dice no leer estos libros y sí lo hacen. De todos los libros se aprende, he conocido mucho mundo con ellos”.
“Es un género que se vende solo”
Paloma González, librera. “Es un público muy fiel, no te pide mucho consejo. Hay mujeres maduras, pero también jovencitas, éstas sobre todo se llevan los libros sobre vampiros”, cuenta.
fuente 20minutos
DiarioTwilight
Bella Hugs
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